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La flor que mi jardín conoció y que me hace muy feliz…Blog con Alma de Mujer.

Y yo la miraba, tan libre, tan serena y no lograba comprender como aun cargando aquella cruz tan pesada ella podía sonreír. Y me daba miedo adentrarme en su alma, porque allí habían guardadas cosas tan sagradas y que pueden llegar a doler tanto que sentía temor de lastimarla.

¿Cómo podían sus ojos transmitir tanta paz si su hija de tan solo 16 años había fallecido? Cómo podía vivir con una sonrisa, ser ese roble tan fuerte y dulce a la vez, cómo lo hacía, si a mí con solo pensarlo se me encogía el corazón, se me hacía un nudo en la garganta.

Fue todo un reto que mirándola a los ojos saliera de mi boca esa palabra que duele hasta las entrañas, el temor de que enojara, de que se desarmara ante la realidad de aquella palabra, que no nos gusta mencionar siquiera.

Y es que sé de personas que la realidad les duele tanto que prefieren disfrazarla con términos más dulces, que hagan aquella verdad menos cruel.

Pero cómo podía yo disfrazar la palabra suicidio, si de cualquier manera que uno la diga es desgarradora, casi entre los dientes se la mencioné y armándome de valor le dije: ¿Qué siente usted al escuchar la palabra suicidio? Igual, mirándome a los ojos me dijo: “esa es la realidad, no puedo ocultarla, mi hija se suicidó#, y comenzó a partir de ahí a construir una historia digna de una mujer admirable, que se libró del rencor, del sufrimiento, la historia de una mujer que se levantó de las cenizas, un diamante que con muchísimo sufrimiento fue tomando tanto brillo que ilumina la vida de todos los que la rodean. Y es que no es egoísta, con su tierna sonrisa y la picardía de su mirada va compartiendo por la vida más alegría de la vida, que la cruz que con tanta valentía y la ayuda de Dios ha aprendido a sobrellevar.

Su nombre es Flor y yo he querido hacerla una de mi jardín, es un nombre que no pasa en vano, porque ella de verdad tiene un aroma y color que llenan de vida y alegría cualquier lugar.

Y no, no es que no exista dolor, aun la recuerda, la llora, aun siente ese deseo de su abrazo fiel y sabe que lo sentirá por lo que reste de la vida, pero no está dispuesta a renunciar a ser feliz, sabe que no fue su culpa, aprendió a amarse y ante todo a darse el lugar que una hija de Dios merece, sabe que ese es un lugar privilegiado.

Gracias grandiosa mujer, por luchar, por seguir, por abrirnos tu alma y enseñarnos que sí se puede salir adelante del dolor.

Les invito a conocer su historia, la próxima semana en nuestro programa Con Alma de Mujer, a través de Cabletica TV, canal 8 de Cabletica en sistema estándar y canal 15 en digital.

Estamos en busca de más historias, testimonios llenos de esperanza, contáctenos al 8542 50 00.

Quien escribe, Yuri Fallas.

 

Yuri Fallas A.

Comunicadora generaleña desde el año 2012, co directora de PZ Actual, corresponsal de Canal 7.

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